13. Elementos externos. Escenografía y utilería, iluminación, música, maquillaje, vestuario.

Comprende todos aquellos elementos que integran el mundo en el que se desarrolla la  historia: paisajes, edificios, muebles, objetos, etc. Nos permiten lograr una ambientación y adentrarnos de esta manera en la historia con mayor efectividad; así, podemos transportarnos a distintas épocas o lugares y ser testigos de lo que sucede en ellos.

…lo suyo es la escena, llenarla de vida, hacerla latir. Todo lo que puede salir a escena es suyo: actores, títeres, tenores y sopranos: modelos en la pasarela, payasos, acróbatas, bailarinas, desde luego, pero también paredes, casas, ventanas, paisajes, sillas, camas, torres con relojes, armaduras, jirafas disecadas: alguna vez, una locomotora, varias el mar, el mar inmenso con barcos de vela y de vapor, y el cielo, el cielo entero. Porque todo cabe en un escenario. Mundos a escala, pasiones, guerras, volcanes en erupción, suspiros de solterona y aviones, muchos aviones, en tierra y volando.[1]

Iluminación

Cuando la puesta en escena se lleva a cabo en interiores, es imprescindible que cuente con una iluminación adecuada, ya que ésta puede influir de manera determinante en la apreciación del espectador.

“En un espectáculo contemporáneo, los matices posibles son casi infinitos. En algunas ocasiones la iluminación constituye el protagonista; en otros, cumple una función secundaria”.[2] Así pues, la iluminación puede sugerir cambios emotivos, de tiempo o, en n grado más complejo, puede ser una pieza clave de la acción.

Luna es un pintor que pinta con luz. Y cómo se explaya hablando de colores, de tonos, de sombras, de contornos. Porque ¿dónde están los colores? No en las cosas, como creemos, sino en la luz. ¿Crees que esa silla es roja? No, si la pones en la sombra, la silla ya no es roja, sino gris oscuro. Pero no, tampoco, porque el gris propiamente no existe, llamamos por comodidad “gris” a algún tono diluido de azul, rojo, amarillo, de colores que sí existen. […]

 

¿Has visto cómo se ve un escenario alumbrado tan sólo por el foco pelón de la “luz de trabajo”? Parece inanimado y difunto. Pero cuando lo hiere esa luz ámbar, esa luz lavanda, tan delicada y matizadora, cobra vida, fénix de luz…[3]

Diseño sonoro

La música por lo general se asocia con determinados momentos históricos o lugares y, además tiene la función de ambientar la acción al enfatizar una situación de suspenso, romanticismo, sorpresa, etc.

Los efectos sonoros incluyen la música y cualquier ruido, incluyendo aquellos producidos por los personajes y que sugieran alguna emoción. Algunos sonidos pueden adquirir en la obra un carácter simbólico y con ello volverse muy importantes para la trama.

Maquillaje

El maquillaje funciona como una máscara teatral y es de hecho una derivación de ella. Por medio de él pueden pintarse los rostros de los actores con colores muy elaborados e imágenes que exageren y distorsionen sus rasgos faciales. El uso del maquillaje en el espectáculo teatral tiene dos propósitos: resaltar y reforzar los rasgos faciales para que no se pierdan bajo los focos o en la distancia, para lo cual se exageran y trabajan muy bien las facciones, o alterar la apariencia de la edad, el tono de la piel, o la forma de la nariz.

Este tipo de maquillaje se basa en el uso de la técnica del claroscuro, es decir, modelando el rostro con tonos claros, que dan volumen, señalan, amplian y resaltan, y con tonos oscuros, que profundizan, esconden y reducen. Así, a través de la combinación de estos elementos, se da forma al personaje que el actor va a representar: un viejo, un personaje histórico, un vagabundo, etc.

 

Las técnicas de maquillaje incluyen el uso de pelucas, barbas, postizos, de narices etc.

Vestuario

El vestuario nos ofrece información sobre el personaje y ayuda a crear el ambiente adecuado para la producción indicando factores de clase social y rasgos de personalidad o características físicas. Pueden lograrse efectos a través de una selección de colores, telas, cortes, texturas, peso o materiales. Un determinado vestuario puede incluso convertirse en la marca de identidad de un personaje como ha sucedido con los arlequines, los payasos o el vagabundo de Charlie Chaplin.

[1] Hugo Iriart. (2001).“Prólogo. El ojo más rápido y certero del tablado mexicano” en Alejandro Luna. Escenografía, México: Arte y escena, p.11

[2] Juan Villegas, op. cit., p. 159

[3] Hugo Iriart, idem