Ya que la obra está hecha para representarse, son los propios personajes que intervienen en ésta quienes nos harán partícipes de ella al escucharlos y ver lo que hacen, es decir, el objetivo en el texto dramático es que su enunciatario sea un testigo directo de los hechos, por lo que no se recurre al narrador como intermediario para darlos a conocer. Así pues, el texto aparece estructurado en diálogos y pequeñas anotaciones que especifican dónde cuándo y cómo se dicen esos diálogos, señalándose en cada caso quién es el personaje que está hablando en ese momento.
Fragmento de la escena II del acto IV de Don Juan Tenorio.[1] |
Etimológicamente, la palabra diálogo significa “a través de la palabra” (dia–, “a través de” y lo/goj, “palabra”), por lo que corresponde al código lingüístico del texto dramático que pasa de escrito a oral y, al constituir la dicción dramática, son la base de la ficción. [2] Dependiendo de quiénes y cuántos personajes intervienen, podemos encontrar diferentes tipos de diálogo:
- Coloquio: es la forma más común de diálogo, un intercambio verbal entre dos o más personajes, aunque no necesariamente tiene que haber respuesta oral por parte de todos.
- Soliloquio: podría considerarse como un diálogo sin interlocutor, consigo mismo; es una reflexión en voz alta por parte del personaje que permite al público asomarse a su interior y conocer sus verdaderos sentimientos, pensamientos e intenciones.
- Monólogo: es un diálogo más o menos extenso sin respuesta verbal del interlocutor, ya sea porque no está presente (un recado en un teléfono, por ejemplo) o porque no puede o simplemente no quiere responder. La diferencia entre el monólogo y el soliloquio es que “en el monólogo habla sólo un personaje, en el soliloquio un personaje habla solo”. [3]
- Aparte: es un diálogo que ocurre sin que todos los personajes presentes en escena lo escuchen y puede darse de tres maneras:
o en coloquio, si dos o más personajes hablan sin que los otros los escuchen.
o en soliloquio, si alguno de los personajes “piensa” en voz alta.
o ad spectatores, cuando alguno de los personajes se dirige específicamente al público.
[1] (2005). En J. Zorrilla, Don Juan Tenorio (p. 90). Santiago de Chile: Editorial Universitaria. [2] Cfr. García Barrientos, J. L. (2012). Cómo se comenta una obra de teatro. (p.45). México: Paso de gato. [3] García Barrientos, J. L. (2012). Cómo se comenta una obra de teatro. (p.76). México: Paso de gato.